Hace uno días, hablando de banalidades con unos vecin@s y usuari@s del centro guadalinfo de Ojén, salió la conversación de un tal "Pedro el Sabio". Y concretamente, Inocencia Márquez disponía de un recorte de periódico del diario Sur (26/01/1968) donde se hablaba de este sujeto.
Cualquier ojenet@ ha escuchado hablar de este hombre, de los vaticinios que anunciaba y de su misteriosa figura. Pero todo se tergiversa y lo que empezó siendo "pega en la puerta que te van a abrir", acaba siendo "abre la puerta que te van a pegar". Por tanto, a continuación, basándome en algunos testimonios y lo contado en el recorte de periódico, procedo a esclarecer un poco el origen e historia de este famoso personaje de la historia de Ojén.
Pedro Cortezo vivió en la sierra de Ojén, concretamente en la parte de puerto, alrededor de la primera década del siglo XX. Era un vecino más del municipio que, como la gran mayoría en aquellos tiempos, se ganaba la vida como cabrero y cultivaba su propio terreno con algunos olivares. Estaba casado pero no tenía hijos. Era un hombre alto y robusto cuyo carácter caritativo y sensible se reflejaba en su amabilidad con la naturaleza. Aunque era un buen católico, también poseía ciertas inquietudes por el arte y la ciencia. Algo poco habitual para la época.
Prototipo de cabrero de la época |
Con la edad de 40 años, Pedro fumaba un cigarrillo mientras sus cabras pastaban cerca de un arroyo. Era un caluroso día de primavera en el que, de la nada, surgió un extraño individuo que gamas había visto con anterioridad. En un primer momento Pedro lo confundió con un cazador o un deportista, según su indumentaria. El desconocido comenzó a contarle una historia maravillosa sobre la Tierra que enseguida despertó la atención del espíritu curioso de nuestro protagonista. Según contaba la leyenda del forastero, el planeta Tierra estaba siendo protegida por seres extraterrestres desde hacía milenios. Ellos modificaron el angulo de rotación a 113º, destruyeron un satelite de la Tierra, crearon las 4 estaciones... y todo para hacerlo más habitable. Pedro, aunque curioso y de espíritu inquieto, no quería pecar de ingenuo por lo que su primera idea es que aquel hombre no estaba bien de la cabeza. Presintiendo esa opinión le aclaró que no estaba hablando con ningún desequilibrado sino más bien con una raza de hombres cultisima y de moral perfecta.
Aquel encuentro sería el primero de tantos otros que le permitieron adquirir una ciencia infusa revelada de un modo extraño y misterioso. Esta situación le provocó un cambio de actitud que incrementó su humildad y su caridad a límites extremos que se reflejaba en su hipnótica mirada. Profecías, vaticinios y demás cosas que contaba nuestro vecino Pedro, implicó que fuese considerado causa de burla e incredibilidad por todos los que lo escuchaban. Pero el tiempo ha demostrado que muchas cosas que nos contaba se han hecho realidad. Así que "Pedro el Sabio", seudónimo por el que es conocido, fue el medio por el que los seres desconocidos transmitían sus conocimientos a través de sus encuentros en la sierra. ¿Quienes eran esos
seres? ¿Eran ángeles o seres humanos como nosotros? Estas y muchas preguntas se las hace el periodista del artículo del diario Sur y Pedro lo mira, sonire y calla.
Para no prolongar demasiado el artículo dejaremos para otra ocasión las diferentes profecías que hizo Cortezo y cuales se han cumplido. Ahora solo nos quedamos con las palabras que finalizan el artículo del Sur del 26 de Enero de 1968..."Y este habló en cierta ocasión a sus familiares de un largo viaje que iba a emprender con los desconocidos cosmonautas... El quizá no retornase jamás a la Tierra... pero que nadie llorase, por que en el Infinito todo es Posible..."
Recorte Original del Diario Sur |